El mar estaba justo como esperaba. Inmenso, terrible, exhibiendo su poder.
Me
refleja como soy, nada, nadie, me pone en mi sitio, y sin embargo me
recuerda que tengo que seguir haciendo lo que debo, porque sí, por el
ciclo de la vida.
Sí, yo sentí algo parecido la noche que vi, en un sitio sin luces artificiales, un cielo tremendamente estrellado. ¡Qué pequeños que somos y qué fácilmente nos sentimos abrumados!
No está mal que sirva de consuelo frente a las faenas que nos gasta la vida...y con ello los seres que nos rodean, yo como otros me refugio, cuando puedo que es poco, en mirar las estrellas donde no hay luz...¡alucino! y me relajo
un texto: "más tú que nunca", buscándote, como la primera vez que te leí en el blog... y por eso te sigo porque sigues en el camino, ahora valiente, ahora cobarde... humana.
biquiños, Aldabra
p.d: para mí también el mar es un referente, en lo bueno y en lo malo, como el amor.
Que fantástico el mar...lo inconmensurable, la posibilidad de sentirnos tan grandes y tan pequeños en un solo instante, demasiada naturaleza, demasiada hermosura.
Es como un tentetieso: la naturaleza nos pone en nuestro sitio, es decir, a ras de suelo, nos intentamos levantar por acto relejo, porque algo hay en las personas que las hace creerse importantes, e inmediatamente otra vez abajo... y así siempre
También ejerce ese mismo poder en mí.
ResponderEliminarPero aquí no lo puedo ver...
Besos.
Abrázalo por mí.
Normalmente digo que soy más de interior. Empiezo a entender por qué.
ResponderEliminarEppur si mouve (Galileo Galilei)
ResponderEliminarComparto lo que dices. Hace tiempo que no lo frecuento y lo echo de menos.
ResponderEliminarBesos.
Desde la insignificancia que nos conforma todo tiene sentido.
ResponderEliminarBesos.
Comprendo muy bien hoy tu entrada. Lo comparto. Tanta bravura a veces es el mejor bálsamo.
ResponderEliminarUn abrazo
El mar tiene eso, tiene un poder extraño, igual que un gran incendio.
ResponderEliminarBss.
del encuentro con lo sublime.
ResponderEliminarSomos mínimos y a la vez, siento que en nuestra finitud, envolvemos lo absoluto. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, yo sentí algo parecido la noche que vi, en un sitio sin luces artificiales, un cielo tremendamente estrellado. ¡Qué pequeños que somos y qué fácilmente nos sentimos abrumados!
ResponderEliminarBesos
La inmensidad del océano ~
ResponderEliminarUn beso o 2 #
interesante terapia
ResponderEliminarNo está mal que sirva de consuelo frente a las faenas que nos gasta la vida...y con ello los seres que nos rodean, yo como otros me refugio, cuando puedo que es poco, en mirar las estrellas donde no hay luz...¡alucino! y me relajo
ResponderEliminarun texto: "más tú que nunca", buscándote, como la primera vez que te leí en el blog... y por eso te sigo porque sigues en el camino, ahora valiente, ahora cobarde... humana.
ResponderEliminarbiquiños,
Aldabra
p.d: para mí también el mar es un referente, en lo bueno y en lo malo, como el amor.
Nunca antes había pensado en el mar como en la nada...
ResponderEliminarQue fantástico el mar...lo inconmensurable, la posibilidad de sentirnos tan grandes y tan pequeños en un solo instante, demasiada naturaleza, demasiada hermosura.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir,
saludos cordiales.
Son nas fotos preciosas, a mí el mar me cura, me da muchos sentimientos buenos.
ResponderEliminarUn abrazo profundo
Es como un tentetieso: la naturaleza nos pone en nuestro sitio, es decir, a ras de suelo, nos intentamos levantar por acto relejo, porque algo hay en las personas que las hace creerse importantes, e inmediatamente otra vez abajo... y así siempre
ResponderEliminarCuando miro a las estrellas, me siento muy cercano a la nada... y todo deja de ser importante.
ResponderEliminarFíjate tu que yo creo que cuando muera se acabara el mundo.
ResponderEliminarY que solo puedo intervenir en lo que me roza.
Y que todo lo que existe lo hace cuando lo conozco.