miércoles, 27 de abril de 2011
quién te ha visto y quién te ve
Se hablaba mucho del género.
Todas esas piezas de tela ordenadas en estanterías, se sacaban estirando los brazos o con una escalera, porque estaban en lo alto, se desenrollaban a lo largo del mostrador y se invitaba a tocarlas, para apreciar mejor su calidad y se iban amontonando. Luego mi abuelo volvía a recoger el género, colocando cada pieza en su sitio.
Cuando en verano, todos los nietos correteábamos por la tienda, nos subíamos al mostrador y revolvíamos en la trastienda, él no perdía la paciencia. Hasta tenía tiempo para llevarnos a bañar al río.
Antes ya había llevado a sus hijos, mezclados hijos con hijas, pero a él le traían sin cuidado los comentarios de la gente del pueblo y saltarse a la torera la norma de los días alternos para hombres y para mujeres.
Mucho más tarde nos enteramos de que no sabía nadar y por eso, solo chapoteaba en la orilla.
A mí me llamaba ciruela, supongo que tenía tantos nietos, que le costaba aprender los nombres de todos y necesitaba ciertos trucos.
Era la única persona de mi familia que vi llorar y ver llorar a un hombre de complexión tan fuerte, es realmente chocante.
La única vez que le vi enfadado, estaba hablando de bailar un vals en la cocina con mi abuela, o igual era un tango, yo no entendía de qué iba aquello, pero ahora me estoy dando cuenta de que la puesta en escena decía mucho más que las palabras. Mi abuela seguía a lo suyo, como si el baile no fuera con ella.
Luego vino la enfermedad, esa que aprendes que es maldita por el tono de voz que utilizan los mayores, por los silencios y las expresiones de la cara y porque mi madre faltaba mucho de casa y se quedó muy delgada. Mi abuelo no era buen enfermo y se rebelaba contra lo que veía venir. Mandó al carajo a varios curas, pero que ni se nos ocurriera quitar el cuadro de la virgen que había en la habitación larga y que mi hermana estaba empeñada en sustituir por un póster de los Beatles.
Cuando mi abuelo volvía a la cama por el pasillo y se veía en el espejo del fondo, en ese mismo espejo que nos enseñaba el truco de volar, le decía a su reflejo: "quién te ha visto y quién te ve".
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un homenaje muy emotivo, estaría (y estará allí donde esté) muy orgulloso de ti.
ResponderEliminarbiquiños,
Es conmovedor, absolutamente. Me gusta. Un saludo.
ResponderEliminarEs un gran recuerdo, aunque también doloroso, porque no puedo evitar mirar esa última imagen en el espejo y la frase de tu abuelo, sin pensar en los últimos días de mi abuelo.
ResponderEliminarTe abrazo.
"Mi abuelo no era buen enfermo y se rebelaba contra lo que veía venir".
ResponderEliminarEl mío tampoco.
Debió ser todo un personaje.
ResponderEliminarGenio y figura hasta la sepultura.
Besos.
¡Que suerte recordar así a tu abuelo! Yo apenas conocí a mis abuelos, murieron cuando yo tenía apenas unos meses. ¡Cuánto cariño tiene esta entrada Claudia!
ResponderEliminarBesos
es tan lindo que exista gente como vos con la sensibilidad intensa para saber ver estas cosas!...
ResponderEliminarTienes un agradable recuerdo de tu abuelo, siempre es bonito leer palabras cariñosas hacia la familia.Los abuelos son muy importantes en la vida de un niño,disfrutar de ellos un privilegio.
ResponderEliminarSalud.
Saludos, querida Ciruela.
ResponderEliminarTu post me ha traído unos gratos recuerdos de mi abuelo Luis....
ResponderEliminarEl genero dentro... por la calor
ResponderEliminarEsos hombres de antes eran todo un poema.
ResponderEliminarY los que tuvimos la suerte de codearnos con ellos, disfrutamos aún años después de un recuerdo que permanece siempre vivo.
Enternecedor relato, Claudia.
Besos.
Te lo he dicho muchas veces, Claudia, tienes un estilo exquisito, que es sencillo pero muy conmovedor a la vez.
ResponderEliminarBesos!
que bonito claudia, me cae bien tu abuelo
ResponderEliminarMi abuelo y el tuyo se parecían bastantes. Yo amaba al mío y no me hubiera costado nada querer al tuyo, por lo que contás.
ResponderEliminarMe hiciste recordar a mi abuelo. A veces apetece recordar!
ResponderEliminarBesos.
mi abuelo no me enseñó a volar, pero me enseñó a tener los pies en la tierra, que supongo que también es importante.Me encantó, claudia
ResponderEliminarBuenas noches..
ResponderEliminarPaso solamente para darte las gracias por tus bellas palabras en casa.. Hoy por falta de tiempo el mensaje que te dejo es igual al de todos los amigos, espero que no te moleste, ya que mañana no estaré en todo el día y no podré leeros a todos..
Te dejo un presente japones..
Frescor matinal
De la campana se aleja
El tañido de la campana.
Miles de gracias y besotes de buen fin de semana y felices sueños… cuídense.
Voy a tomarte prestados estos recuerdos, en ausencia de los míos, espero que no te importe. Besos.
ResponderEliminarBonito homenaje... :)
ResponderEliminarSi, pero desgraciadamente, e espejo no engaña... el desgraciao...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
eso mismo digo yo.. con lo que hemos sido !
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