lunes, 15 de octubre de 2012

ideas de bombero

Schiele - Abrazo vertical

Decía que quería tener una historia romántica, pero yo creo que quería decir pasional. Todo el mundo tiene que vivir, al menos una vez, una historia pasional y él no la había vivido.

Sin embargo y a pesar de reunir muchas condiciones, no conseguía despertarme la pasión. Si me empeñaba mucho, sí asomaba una pasioncilla, lo podía conseguir por ejemplo, mirando fijamente el piquito que tenía en el labio. También podía funcionar oyendo su voz en los mensajes que me dejaba en el contestador.

Era guapo, era bombero, era detallista y buen padre de su único hijo, pero ¿que fallaba? ¿el lío que se cocía en su cabeza? ¿esos libros rancios que leía?

Seguro que me influía todo el tiempo que pasaba hablando de su ex mujer, que le hacía chantaje emocional, aunque él no lo supiera.

Hablaba tanto de ella que era como de la familia, le llamaba siempre por su nombre y yo le puse cara, veo muchas versiones de ella cruzándose conmigo por la calle, podría ser agradable si no fuera por un gesto un poco agriado, con mechas rubias, como tantas y dulce veneno en la sangre.


Todavía no he podido volver a oír las canciones que me mandaba, oírlas era otro truco para alimentar un poco la pasión, hace un rato he visto el CD por el suelo y no tenía ganas de recogerlo, le he dado una patada y he disfrutado viéndolo rodar escaleras abajo.

Me extrañó mucho la lámina de Egon Schiele que tenía en el baño, ese pintor de líneas violentas y obscenas posturas.

A mí me encanta Schiele pero a él no le pegaba nada y ese detalle me produjo muchos quebraderos de cabeza: -no será suyo, se lo habrán regalado, será de Teresa, estaría ya allí, porque esa casa ¿será suya? ¿habrá vivido allí con Teresa?

Ninguna otra cosa, ni el sofá de piel resbaladizo, ni esas cestitas con bordados a punto de cruz, me producía tanta curiosidad como la lámina.

Pero se me hizo muy difícil desentrañar esos interrogantes, porque después de esa desastrosa noche que subí a su casa, ya hubo muy pocas oportunidades de preguntar.

Fue un desastre a lo grande y los hombres no pueden soportar las noches-desastre.

Las siguientes veces que nos vimos, fue como si el desastre no hubiese ocurrido, pero ahí estaba en forma de niebla espesa. Otra vez volvíamos a despedirnos en el portal, como si fuéramos novios eternos.

El caso es que a mí no me importaba, solo me importaba que a él le importara.

Las noches desastre se pueden enderezar si hay más noches, pero quedan grabadas a fuego si es la única vez. Con sentido del humor, incluso se pueden convertir en algo divertido, pero el humor no era su fuerte, o no entendía mis gracias, seguramente no teníamos el mismo humor.

Que me llevara en brazos fue encantador, pero luego pensé si no sería una deformación profesional, especializado en el área de salvamento de personas. Lo demás fue como si inconscientemente quisiera estropearlo todo, preguntando cada dos minutos, preocupado por si me estaban doliendo las rodillas, hablando cuando no debía, poniendo pegas, ahí no toques que me da cosa, pidiendo permiso, y al final, como para rematar, sus jadeos exagerados, pero ¿cómo se puede jadear tanto? la que jadeo soy yo y me estaba pisando competencias.

Seguramente no nos hubiéramos entendido, ni de noche ni de día, pero es tan duro, es como no haber estado a la altura, como no estar nunca a la altura.

Pero sé que acabo saliendo a flote, lo consigo cuando cambio de género y paso de la tragedia a la comedia, cuando consigo reirme del asunto.



21 comentarios:

  1. Qué desastre la noche-desastre. Mejor que un bombero hay que elegir a un sepulturero. Deben ser ultra pasionales. Digo, nah, mejor no digo ná!

    Bs.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero Sarco... un sepulturero con deformación profesional, puede ser terrible!

      Eliminar
  2. Me has hecho reír, mucho, aunque la intención de esta entrada no sea esa.
    Lo de las cestitas bordadas con punto de cruz me ha intrigado. ¿Las haría Teresa en una de sus noches desastre? ¿Tuvo con ella noches como esa?
    Si es que los uniformes... ya se sabe. La próxima vez, déjate de bomberos y prueba con un paracaidista, que están muy de moda ;)
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí Cris, en el fondo la intención es reirme de lo que en principio no tiene gracia.

      Eliminar
  3. Espectacular la descripción de la noche-desastre vista por una mujer. Aunque yo creo que te la has inventado, juntando en una sola retazos de noches-medio-desastre de acá y de allá.

    El cuadro: sirve para decirnos: "es lo contrario de esto". En vez de la foto del bombero nos pones la foto de su antítesis.

    Y el CD con sus canciones. Lo grave no es darle una patada y que ruede escaleras abajo, lo gravísimo es el "no tenía ganas de recogerlo". Pobre bombero. Qué desastre.

    Me ha gustado mucho tu relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo bueno de esto es que no hay que dar explicaciones de dónde acaba lo real y empieza lo ficticio, pero ya sabes el dicho ese de que la realidad supera la ficción ¿no?

      Eliminar
  4. estoy con Miguel, este relato muy bien pueder ser una suma de encuentros espeluznantes con cuerpos a priori de lámina o de almanaque. Gracias, qué bueno, qué risas tan buenas, incluyo a los comentarios

    ResponderEliminar
  5. "Vamos a cambiar de conversación...porque en esta cama ya somos demasiada gente"
    Esta frase se la decía una amiga a su nuevo no-novio, que hablaba y hablaba sus exs (si, si de varias) creando una imagen de lo que quería y no quería.

    Pues si, la vida debería ser tan sencilla como sentir, saber que se siente, ponerle nombre y actuar de acorde. El bombero(torero) decía historia romántica, cuando aparentaba querer una pasión, y tal vez lo que tuviera fuera miedo a la soledad, o a no gustar, o a seguir colgado de esa mujer que seguía haciendo presente a cada instante, porque cada vez que nombramos a alguien sucede un clinch, clanch, clunch en el cerebro y es como si estuviera con nosotros, así que en su cama había demasiada gente.

    Igual lo que acaba fallando es lo que tiene que fallar, porque lo sentimos desde el principio, pero no queremos reconocerlo, porque sería tan genial que no fallara, pero está avocado al fracaso y todo lo que nos llega de esa persona, incluso lo bueno, va encaminado a ese fracaso, porque es lo que sentimos desde el principio.

    Sentir, saber que se siente, ponerle nombre, y actuar de acorde.

    Me ha encantado este texto y todo lo que me ha aclarado sobre mis fracasos.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  6. Yo conocí a Schiele en un desastre. Egon, su perro Rottweiler de 60 kilos, y yo no hicimos migas.

    http://1.bp.blogspot.com/-dwBrOJHSrnI/TspS2D6UliI/AAAAAAAACjQ/PScim-vduvA/s1600/egon_schiele-reclining-woman-with-green-stockings1.jpg

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Egon, bonito nombre para un perro, me lo apunto, creo que en breve tendré uno, no hacen más que mirarme con ojitos tiernos.

      Eliminar
  7. Esto de la fijación por los uniformes de que vendrá?

    Besos.

    ResponderEliminar
  8. me he reído y he sentido una ternura inmensa por el relato, pero lo que me ha fascinado es la inteligencia que muestras en esta entrada.
    Me gustó mucho.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. La noche que describiste es terrible... pero me hizo reir bastante.
    Y no se, supongo que primero se debe tener una relacion pasional, despues una romantica, y al final poder reconocer cuando cruzamos con alguien... que nos puede dar un poco de ambas cosas ;)

    ResponderEliminar
  10. Bueno...
    Por un bombero que me encienda...
    Hasta pal carajo la cultura, la ex, y todo lo demás!!!
    Sin palabras.
    No hay que pensar tanto en esos momentos. Nahhh.

    ;-)

    Besos, Claudia.

    ResponderEliminar
  11. Vamos a ver, Claudia, qué es eso que los hombres no pueden (podemos) soportar las noches desastre. Qué remedio. ¿Quién no ha tenido una noche desastre? (yo, yo, te callas, mentiroso). Mi sastre es rico. Recuerdo una noche desastre pero era con alguien de confianza, 60 €. Y es que es así, las cosas son como son. Recuerdo muchísimas noches de gloria, de dos orejas, rabo (con perdón) y vuelta al ruedo. Recuerdo muchísimas noches de dormir y callar. No recuerdo muchas noches más que nada porque el estado en que llegaba a casa no me lo permitía. Recuerdo que me has escrito Wau (o algo así), no sé si hay luna llena o dominas otras lenguas, en cualquier caso, gracias.
    El relato es delicioso por lo natural, humano, bien escrito y por describir una triste realidad. Conozco bomberos así. Y otros como este (perdón por señalar)
    http://glup2.blogspot.com.es/2007/12/bombero.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Wau, quiere decir admiración, creía que era un lenguaje universal ;)

      Eliminar
  12. Por cierto:

    El Museo Guggenheim Bilbao acoge la muestra 'Egon Schiele. Obras del Albertina Museum, Viena', una exposición que reúne casi 100 obras del artista expresionista austríaco Egon Schiele (1890-1918), procedentes de la colección de obra gráfica de la Albertina de Viena.
    La muestra está compuesta por dibujos, gouaches, acuarelas y fotografías del artista, y podrá ser visitada desde este martes y hasta el 6 de enero de 2013.

    ResponderEliminar
  13. "Las noches desastre se pueden enderezar si hay más noches"

    tan cierto. y si cambiamos "noches" por casi cualquier otra palabra también se aplica. por ejemplo, lo primero que se me viene a la cabeza: lagartija.

    ves? también funciona. ;)

    (gracias por tus palabras).

    ResponderEliminar