miércoles, 26 de enero de 2011

una mano de pintura



Para borrar huellas imaginarias, tuve necesidad de cambiar el color de las paredes.

Aprovechando que era septiembre y  todavía se podían tener las ventanas abiertas, arranqué a pintar.

Pinté con una energía salvaje, como si quisiera cambiar la esencia misma de esas paredes.

Quería blanco, por esclarecer, pero al secar, salió un leve matiz violeta, por eso de aprovechar pinturas y mezclar, aunque esto sólo lo noto yo y los agudos visuales.

Me gusta el color que quedó porque cumplió esa función simbólica de sanear,  pero sin ser un blanco virginal, que hubiera acabado aburriéndome.













lunes, 24 de enero de 2011

curriculum vitae


Los sueños en colores y la memoria en blanco y negro
los afectos en el pecho
los amigos en la calle
el amor kinestésico e intenso
la razón en lucha, la locura sonriendo
el tiempo acechando
la estética, seduciendo

Y la vida, todo eso.

martes, 18 de enero de 2011

ese solecillo de invierno

Ainhoa





 Cambo les bains
Palmeras protegidas para el invierno



viernes, 14 de enero de 2011

mi coqueteo con las drogas

Enredos - Daniel Canogar

No me drogo. Al menos con drogas ilegales.  Pero hubo un tiempo en que coqueteé con drogas.
He probado de todo un poco, menos heroína.

Con el hachís fundamentalmente me he reído.

Pero una vez, después de fumar un solo porro de hachís, tuve una sincronización mental inexplicable con una amiga. Nos paramos en un escaparate y nuestras mentes funcionaban a la par, tuvimos un ataque de asociación de ideas, todo funcionaba muy rápido y nos dábamos cuenta de ello, pero no podíamos parar de asociar ideas con los objetos del escaparate, que eran de lo más anodinos, creo que era un ferretería.

Alguna vez tengo que comentarle si se acuerda de esto.


La primera experiencia con los tripis fue una nochevieja.  Yo iba de inexperta y el resto de guais.  Mi chico y su mejor amiga, me explicaban cómo se tomaba y qué efectos producía. Nos sentamos en en la barra del bar en unas banquetas y cuando miré el reloj eran las ocho de la mañana. Me habían hablado de que algunas personas podían tener alucinaciones, pero yo sólo tuve una distorsión del tiempo y siete horas se convirtieron en diez minutos. Adiós nochevieja.

Años más tarde, yendo en coche, vi desde la ventanilla una mujer desnuda, manchada de sangre, que nos hacía señales desde la cuneta. Ninguno de los del coche la vio. La alucinación me llegó con años de retraso, por esos restos que quedan en el cerebro.

Después estaba el speed, se supone que daba velocidad o algo así. Yo no noté nada.

Y más tarde, con más poder adquisitivo, la coca. Yo no compraba nunca,  ni sabía de dónde salía, pero mi chico, que se convirtió no sé cómo en mi marido, siempre tenía una dosis para mí. Sus regalos siempre eran muy especiales.

La coca dicen que es la droga del trabajo y que muchos ejecutivos la toman,  en realidad,  lo que hace es quitarte todo el cansancio de encima y luego cada uno aprovecha la energía en lo que sea.

Después de la coca el ojo y la fosa de la nariz del lado por el que tocaba esnifar estaban inservibles y este efecto, que solo me pasaba a mí, me hizo reaccionar.


Nunca he tenido monos, nunca he tenido ningún mal rollo con las drogas. Y este es el efecto más peligroso.

Fue el juego de la ruleta rusa.





jueves, 13 de enero de 2011

belleza felina



Era de una belleza insultante.

Una mezcla racial de rasgos escogidos, mirada felina, pero de felino cachorro, inocente.

Entró en el bar lleno de gente y parecía que sólo estaba ella, la música se transformó, se adaptó a sus movimientos.

Cuaquiera de los hombres que estaban allí y alguna mujer,  hubieran dado media vida por un zarpazo de ella.

Sólo cuando salió del bar, todos pudimos seguir con nuestras vidas.

Y yo preguntándome si tanta belleza era una suerte o una esclavitud.












lunes, 10 de enero de 2011

compendio de economía


Era profesor en la facultad de economía, pero lo que realmente le gustaría es escribir un libro.
Había empezado varios, sin  pasar nunca  del primer capítulo.

Siempre empezaba con La persistente gotera, no le dejaba conciliar el sueño,  pero nunca ese texto no acababa de coger cuerpo.

Una noche de inspiración, terminó varios folios de bocas de fresa y calles llenas de melancolía, pero al día siguiente le sonaron demasiado a Sabina.

Otra noche escribió sin música y los folios se llenaron de sobrecogedores silencios y vacíos de tu presencia.

Los temas de amor sonaban bastante falsos, porque en realidad nunca había tenido una historia de esas que hacen sufrir pero inspiran para escribir.

Le gustaba bastante la chica de la primera fila, era la de la boca de fresa hasta que terminó el curso, nunca le había dirigido la palabra y preparó para ella varias posibles conversaciones, por si acaso, pero no hubo forma de que solicitara una revisión de examen.



Le recomendaron escribir sobre algo real, algo que conociera bien: desnuda tu alma y el resto irá rodado.

Le terminaron publicando un libro de economía, en realidad era una compilación de varios autores, que se vendía en septiembre y era imprescindible leerlo para aprobar su asignatura.

sábado, 8 de enero de 2011

piratas

 Imagen de nestortaylor retocada

Era un  motín o un abordaje, en un barco de piratas donde todas las piratas éramos mujeres, vestidas con faldas de vuelo, corpiños y blusas con volantes, pañuelos en la cabeza y unos colores preciosos.

Saltábamos del mástil a la cubierta o nos dábamos impulso con las cuerdas esquivando las velas y las faldas volaban vaporosas.

Entre el tumulto y la confusión yo no sabía muy bien contra quien luchaba, pero me tenía que esconder, quería no ser descubierta y me metí en un cajón lleno de botellas tapado con una cortina, cuando una de las piratas me descubre, no me queda más remedio que matarla y saco la espada flexible, que era entre espada y látigo y se la clavo directamente en el corazón.

Sin sangre, con elegancia, sin dolor y sin culpa.


lunes, 3 de enero de 2011

vejez



Los viejos del parque se sientan en los bancos buscando el sol que les calienta los huesos.

Esos viejos que no protestan cuando paso con el perro, que intentan hacerle una caricia y tienen ganas de contar sus historias.

Estos días no hay nadie en el banco, hace demasiado frío.

Pero al volver a casa, me veo de vieja en el banco, con el viejo más pícaro sentado a mi lado, diciéndome alguna cosa, que me hace sonrojar como una vieja en plena pubertad.