viernes, 28 de septiembre de 2012

un verano sin mar

El otoño me ha pillado escuchando a Julieta Venegas, sus letras parecen mis historias, bueno, igual las tengo que forzar un poco para que parezcan mis historias. Siempre me resistía al fin del verano, a las despedidas, a dejar ir a la gente, a renunciar, pero el otoño me está pillando blanda. Me di cuenta cuando iba a trabajar y llovía fuerte con viento, el día recién amanecido, con esa luz un poco amarilla, como antigua. Mi hija me hizo dejarla en la puerta principal del instituto y no en la entrada trasera y fue todo tan simbólico: ese llover como llorar y ese viento que se lleva todo y nos deja al descubierto de nuevo, como para volver a empezar.



lunes, 17 de septiembre de 2012

hiperactividad

Sevilla-Junio 2012


La hiperactividad está de moda.

Parece que asistimos a una epidemia de hiperactividad, o como se le llama ahora TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad)

¿Es esto posible? yo no lo creo, pero sí que estamos viviendo un tiempo, en el que necesitamos tener todo controlado, medido, clasificado, diagnosticado.

Cuando un niño tiene problemas de rendimiento, cuando no para quieto, cuando no hay forma de que nos haga caso, y nos hace sentir impotentes porque no encontramos solución, nos tranquiliza oir: su hijo es hiperactivo y existe un tratamiento.

Al amparo del diagnóstico precoz y ante la mínima sospecha, se somete a los niños a una batería de tests,  para confirmar casi siempre lo que queríamos oír. Muchas veces, son los mismos padres los que lo demandan, y es que, se entiende que convivir con un niño que nos complica el día a día, que no  entendemos lo que le pasa, que no es el hijo que habíamos imaginado tener, debe ser agotador y además culpabiliza mucho.

Pero los niños son niños y tenemos que dejar que lo sigan siendo, son movidos, tienden a desobedecer, nos prueban, tienen que compaginar cosas que a veces son incompatibles, contentar a sus padres y encontrar su propio lugar, satisfacer sus propios deseos sin hacer peligrar el amor de sus padres. Cuando además el padre exige algo distinto de lo que demanda la madre, tiene que ser muy difícil apañárselas y más para los niños que no tienen todavía los mismos recursos que los adultos.

Los niños tienen que ser de una manera determinada para que no se les considere niños difíciles. Tienen que estar sentados y quietos en un horario determinado, escuchando cosas que no les interesan mucho, pero estar activos y destacar en el horario de las actividades deportivas. 

Se habla mucho de la atención a la diversidad, pero la práctica de la educación no es así, sino que tiende a uniformar, a estandarizar a niños. 

Mucha gente brillante se puede estar quedando atrás por que no se está adaptando a un sistema educativo aburrido, desfasado y donde únicamente importa el rendimiento académico.

Detrás de muchos diagnósticos, puede haber únicamente problemas familiares o de otro tipo, que el niño intenta solucionarlos y llamar la atención de la mejor manera que puede. ¿No estaremos haciendo patologías de conductas que responden a la necesidad del niño de manifestar su malestar?

Lo que asusta, es que el tratamiento incluya medicación, no exenta de efectos secundarios. Claro que los niños responden concentrándose por fin en clase pero ¿quien no se concentra tomando anfetaminas?

En EEUU hubo una campaña muy sibilina pero a la vez muy agresiva de las empresas farmacéuticas y creció tanto el diagnóstico de hiperactividad como los tratamientos con psicoestimulantes, lo que demuestra que el aumento de casos, puede responder también a intereses comerciales.

No digo que la hiperactividad no exista, simplemente que, lo que parece un diagnóstico tan científico, puede tener distintos enfoques e interpretaciones, y de que debemos reflexionar sobre lo que es o debe ser en esencia la infancia.



Nunca vamos a estar satisfechos de cómo son nuestros hijos, si tenemos proyectado un ideal de hijo en lugar de valorar lo que ya tienen de bueno los nuestros. Lo que debemos hacer es amarlos incondicionalmente, escucharlos, motivarlos y ofrecerles todas las oportunidades del mundo para que sean felices y acaben siendo buenas personas, es la mejor forma de sacar lo mejor de cada uno.