lunes, 31 de octubre de 2011

Desvelos

















Estas fotos son de Angèle Etoundi Essamba, una camerunesa, que enfoca el uso del velo desde una perspectiva estética, de identidad, de erotismo, no sé, hay algo distinto en esos velos, en cómo se los colocan con parsimonia, en cómo los lucen y los enseñan, en definitiva, en el arte de velar para desvelar.

No es que fuera algo que nunca hubiera oído, sino que se me hizo creíble. Sin olvidarme de todo el componente de sumisión que tiene el velo y sus variantes, empecé a entender que para ellas es algo mucho más complejo. Siempre tendemos a analizar todo con un solo parámetro, el nuestro.

Por encima de todo este lío de velos, las fotografías son maravillosas










miércoles, 26 de octubre de 2011

tsunami


Y a eso de las dos y media
perdida entre aburridos documentos
me invade una oleada erótico-romántica
y no puedo hacer otra cosa
que cruzar las piernas fuerte
y aguantar la respiración
para que no se me escapen
aullidos extraños
por toda la oficina

martes, 25 de octubre de 2011

diván el cruel



-Aunque no sea muy ortodoxo decirlo, eso mismo me pasa a mí contigo. Por los silencios, las frases entrecortadas, esos intermedios en los que no sé lo que piensas.

-Eso no te puede pasar a ti, tú eres la autoridad, el que sabe manejar los silencios, el que tiene que saber lo que pasa, aunque no me lo diga para que lo descubra yo misma.


Soy yo la que cree no estar nunca  a la altura, la que se siente incapaz, la que no sirve.


Ya me parece bastante cruel que se transforme en conversaciones interiores imaginarias de me aburres y me cansas. Si además puedo estar transmitiendo justo lo contrario, eso ya me hunde en el desánimo.

domingo, 23 de octubre de 2011

pimiento verde

Sonríe, di patata
De todas formas, vas a terminar en un bacalao al ajoarriero

miércoles, 19 de octubre de 2011

Prunus amygdalus (almendro)


A mi padre le gustaba embarcarse en empresas arriesgadas, durante un tiempo experimentó con los almendros. Era una empresa arriesgada porque él no conocía nada de ese mundo y no era agricultor, pero consiguió que fuera un negocio más o menos productivo.

Como todo lo que depende de la naturaleza, había años malos, que se iban compensando con los buenos. Se contrataba a gente y se vendía la cosecha.

Cuando dejó de ser rentable, no se deshizo de todos los almendros, dejó unos pocos y ahora seguimos cogiendo almendras, en plan familiar y voluntariamente arrastrados por mi madre.

Excepto cuando está en flor, el almendro no es un árbol demasiado bonito, ni siquiera cuando está cargado de almendras, como este año.

Vareando las ramas se consigue que caigan las almendras, además caen bichos, palos, hojas y un polvillo muy molesto para los ojos.


Y las almendras que caen fuera de la lona, hay que recogerlas a mano.

Siempre había oído que esta tarea se llamaba respigar, pero no he encontrado la palabra en el diccionario.

Lo suelen hacer las mujeres, por eso se les llama respigadoras y cuando se entretienen sin meter almendras en la cesta, alguien les dice: "a ver, las respingonas, menos cháchara y a trabajar".

Con lo que nos gusta a todos jugar con esa palabra y ahora me entero de que no existe, ¿o será una deformación de espigar?




Esta se resistía

martes, 18 de octubre de 2011

día internacional contra el cáncer de mama

maldita enfermedad que ataca donde más nos duele

miércoles, 5 de octubre de 2011

alma máter




Tengo dos madres.

La que me deja sin espacio y me pilla desprevenida, la que cuando estoy preparada para retarla, desaparece, la que no me dió, la que se reía.

Y la otra.
La que me sorprendió un día hablándome a mí y no a mi niña, la que envejece y tiene miedo, la que en lugar de abrazarme, me prepara natillas.



Ya empiezo a entender que no me tengo que quedar solo con una.