viernes, 10 de febrero de 2012

intensidad



La vida tiene poca intensidad.

Lo intenso es  todo lo que nos hace fijar la atención de tal forma, que el resto del mundo  pasa a segundo plano porque deja de ser importante.

Hay cosas que ayudan a subir algo el tono, la contemplación de algo bello, la música, la risa, el sexo puede ser muy intenso, pero el día a día no tiene mucha intensidad.

Sin embargo, sí hay algo muy intenso y que puede ser todo lo duradero que queramos. Es el dolor emocional.

Es una intensidad extraña, sí, pero nos hace sentir vivos, nos acompaña todo el rato, gasta energía, tiene su enganche, solo que a un precio muy alto, al fin y al cabo es dolor. Tan alto es el precio, que si se prolonga demasiado tiempo puede acabar en un tumor cerebral o en un cáncer, porque aunque la mente consiga salirse con la suya, el cuerpo se rebela y quiere salir a flote y nos avisa: eh! que me estás jodiendo con tanta intensidad!


Y mi mente insistentemente perversa, para conseguir estar a tono, se aferra al dolor a toda costa.

14 comentarios:

  1. Hermoso.. un gusto leerte.. de nuevo.

    Que disfrutes del fin de semana, mis mejores deseos..

    Un abrazo
    Saludos fraternos...

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    1. Inquieta tu escrito.no creo que sea bueno aferrarse al dolor para mantener el tono. Es cierto que nos "da vida" qué nos obliga a estar, pero hay que salir de ese círculo y que no se vuelva vicioso.
      Me has hecho reflexionar. Muy bueno
      Un beso

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    2. Lo del comentarista anterior es realmente triste.

      Te abrazo

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  2. Que pena leer algunos comentarios.
    Me hieren.
    De verdad que me da rabia que haya gente así porque puede pasar lo que acaba de pasar.
    Siento que después de escribir lo que has escrito tengas que soportar un comentario de cortar y pegar que van dejando por todos los blogs. No sé como puede haber gente así.

    En cuanto al dolor emocional... durante mucho tiempo he estado y estoy en sus garras. Has de huir como puedas de él, si hace falta autoengañándote, con química o con lo que sea.
    A la larga como bien dices puede pasar cualquier cosa.

    Un abrazo y si te puedo ayudar en algo ya sabes donde estoy.

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  3. No sé cómo sería vivir sin dolor. Debe ser alucinante.

    Besos.

    pd.- también lamento el comentario del tipo ese, no vale la pena.

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  4. Ay Claudia! Es terrible vivir en medio del dolor (yo lo sé), pero también reconozco que no sería feliz del todo si fuese justamente feliz. No sé si se entiende. Creo que sí.

    Como Toro y Sarco, también lamento los copie y pegue, porque en su afán de querer captar lectores, te pega un comentario "qué hermoso lo que has escrito" y te das cuenta que si realmente hubiese leído el texto, más allá que puede ser hermosa la forma en que fue escrito por la calidad de tu literatura, nadie pondría "qué hermoso" comentándole a alguien que vive en el dolor o está atravesando un momento doloroso.
    Te dejo mi abrazo fuerte y te envío todo el ánimo posible.

    Un beso o 2 #

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  5. A veces, Claudia, es el dolor el que se aferra a nosotros y no nosotros a él. Salir de esa espiral es un continuo combate, un desafío y un reto.
    Besos.

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  6. Creo que hay veces que con tal de sentir algo incluso nos aferramos a lo que nos hace daño.

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  7. Una cosa es exponerse a la intensidad de sentimientos con punta, y otra es rebuscar en el dolor emocional. Lo primero lo entiendo, lo segundo te lo prohibiría si te tuviera cerca...

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  8. El dolor solo es... iba a decir bueno, pero no: mínimamente soportable y positivo en cuanto tocar fondo, sufrir, nos enseña ciertas cosas y nos da fuerzas para, siquiera huyendo, salir adelante. Pero si se prolonga en el tiempo, como bien dices, tanta intensidad se somatiza y a los males del espíritu se unen los de la carne. Un cuadro, vamos. Lo mejor de la vida es que sea una montaña rusa. El cambio, aunque doloroso, es ley de vida, y conviene aceptarlo para minimizar el dolor y poner al mal tiempo buena cara. El que sea una montaña rusa le da intensidad a la vida, porque la rutina nos hace verlo todo desde una aburrida distancia, y los colores se van atenuando hasta llegar al blanco y negro. A veces esa intensidad es buena, te llena de energía positiva, y otras es tan triste que te devora como un agujero negro. También hay quien se engancha al dolor y lo convierte en su razón de vida. El dolor es a veces una justificación fácil para hacer o dejar de hacer ciertas cosas. En fin, que como todo lo intenso, el dolor, ciertas drogas, vale la misma regla. En su justa medida, bien. Demasiado, mal.

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  9. La intensidad y la moderación van de la manita.

    Respecto a la sugerente imagen que tú has escogido, veo que sólo están los pinceles, y que debajo sólo faltan las pinturas. Te preguntaría qué colores quieres escoger tú, porque solo de ti depende, para poner un pedazo de cacho de trozo de intensidad en un fondo moderado.

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  10. Uf... no he podido sentirme más identificada, una vez más. Veo reflejada mi propia intensidad, y plasmados esos avisos que son mis miedos.

    Estoy acongojada, intensamente... :/

    Un besazo.

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  11. Hay personas, es verdad, que parecen adictas al dolor, que solo están bien cuando sufren. Yo, sinceramente, aunque a lo mejor tiene su aquel, espero no llegar a ser una de ellas

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