martes, 20 de diciembre de 2011

espumillón


No había forma de calentar aquella casa enorme, aunque ahora cuando vuelvo, las dimensiones han cambiado y todo es mucho más pequeño.


Íbamos todos, hasta mis tíos de San Sebastián. Ella era hippie, se ponía margaritas en el pelo,  todas queríamos ser como ella de mayores. Era hippie-rica y él sibarita. Traían percebes, que a mí me parecían patas de elefante en miniatura, centollos y otras cosas que cocían las madres en la cocina, mientras hablaban entre risas y nos mandaban fuera, porque en la cocina, se debían de cocer muchas cosas además de marisco.

Todo ángulo con espumillón, cuanto más espumillón más navidad.

Se repartían las habitaciones y se dormía con quien tocara, yo con alguna prima en la habitación del fondo. Por la mañana no podíamos salir, porque había que pasar por donde dormían mi tía hippie y mi tío el sibarita, les oíamos discutir a través de la puerta y no nos atrevíamos a interrumpir, discutían mucho, mirábamos por el agujero de la cerradura para ver cómo estaba el panorama y él discutía en calzoncillos, entonces la escena se hacía cómica, pero seguíamos sin poder salir  y mientras mi prima, para hacer tiempo, me contaba historias.


El día de fin de año, mi abuelo siempre salía con la misma gracia: hoy llega en la veloz un hombre con tantas narices como días tiene el año. Hasta el día en que entendí de qué iba la historia, me imaginaba un hombre deforme con un montón de narices, que no podía ni bajar del autobús.


Nadie se preguntaba si las navidades eran consumistas o si tenían sentido. Llegaban y rompían la rutina. Y si alguien se lo planteaba, yo no me daba cuenta. Ése debe ser el momento niñez, cuando todavía no se tiene esa fastidiosa costumbre de planteárselo todo.

18 comentarios:

  1. Desde las navidades hasta el huevo de la gallina, ahora nos cuestionamos demasiado...

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  2. ¡que envidia de recuerdos, Claudia!

    me hubiera encantado tener unos tíos así.

    mis Navbidades siempre eran tristes, ahora ya no, y además ahora ya me he reconciliado con mi pasado y me he quitado un peso de encima.

    biquiños y gracias por no irte ;-)

    p.d.: Sí que hice yo todos los collares y sortijas pero es muy facil, no tiene mucho mérito, sólo el tener ganas de hacer cosas, y a mí todo lo que sea crear me sirve.

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  3. Ese es el problema, nos cuestionamos hasta cuando vamos al baño.
    Que fluya todo, libre y soberanamente.

    Bss.

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  4. toca ponerse nostálgico con la navidad
    un abrazo

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  5. A mí también me gustaría ser como la tía hippie ~

    Un beso o 2 #

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  6. De pequeños la magia está en todas partes.
    Y en navidad mucho más.

    Besos.

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  7. Tienes razón en tu frase final: esos tiempos en que las cosas eran sorprendentes y algo mágicas tal como eran, sin buscarle explicaciones. Porque, de buscarlas, seguramente te hubieras hecho muchas preguntas sobre esos tíos hippies.

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  8. Me ha gustado mucho Claudia, tengo recuerdos similares del verano cuando nos juntabamos varias familias de las hermanas de mi madre..me lo has recordado, tambiém había habitaciones secretas, riñas de parejas, niños curiosos...xe me has puesto nostálgica...bss

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  9. Impecable cierre...sí, tal vez el secreto sea eso, ser mas simples y que mas allá de narices o papa noel, haya una escusa para estar y sentir, esas cosas que lo cotidiano hace que perdamos de hacer.

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  10. Antes no sé si era mejor, pero era distinto. No sólo la navidad, todo. Se disfrutaba todo más, y llegaba todo más. Hoy nos perdemos entre luces de neón y bolsas y nos perdemos lo importante.

    Un besito.

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  11. me encantan los percebes, debe de ser por eso que me encuentro tan a gusto conmigo mismo.

    (me he alegrado un montón al ver que este antro sigue abierto y uno puede guarecerse aquí cuando llueve fuera)

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  12. No solo hemos cambiado nosotros.

    Ahora estas fiestas son unas vacaciones. Tu tio sibarita y tu tia hippie se irian el 28 a Londres a las rebajas.
    No son las navidades, es una epoca de ventas en las que la publicidad empieza a mediados de noviembre.

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  13. Tal vez ese momento sea aquel cuando se cruza el umbral de la infancia y uno empieza a planteárselo todo.

    Un beso y felicidades.

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  14. ¿Nos lo desplanteamos?
    No sé discutir en calzoncillos, pero podemos desplanteárnoslo también.

    Gracias

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  15. Cómo hemos cambiado... (que decía la canción). Yo cada vez me voy deshaciendo de absurdos planteamientos...
    Felices Fiestas.

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  16. Las primeras navidades que recuerdo venían a ser del cariz de las que has relatado. No sabría decir si se trata de que crecemos (y con ello cambia nuestro punto de vista de las cosas) o de de los cambios sociales que han dado como resultado el mundo donde vivimos (quizás un poco de ambas cosas), pero el caso es que lo que se celebra durante estos días dista mucho de lo que se celebraba cuando yo era un crío, tanto en el fondo como en la forma. Yo, que ya no celebro nada en estas fechas, he decidido que los modos actuales no empañen ni contaminen unos recuerdos de los que no quiero ni puedo prescindir.

    Saludos.

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  17. ahjajajaa
    qué bueno..., qué bueno!!

    Bravo niña!!!
    ;-)

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