Figurine dans une boîte entre deux maisons (Alberto Giacometti)
Hay veces que me imagino que pueden leer mi mente y me siento invadida.
Otras veces me gusta que me entiendan sin hablar.
Hay gente que me da ganas de cuidarla y no se deja.
Y en momentos de mucha intimidad, siento que no puedo traspasar las fronteras del cuerpo y lo lamento, porque quiero ir más allá.
Tranquila, al más allá ya iremos.
ResponderEliminarUno tras otro.
De momento disfruta de las fronteras del más acá.
Besos.
Cuida a la gente que te quiere que ellos velan por ti, seguro.
ResponderEliminarBesos wapa
Poco a poco. Disfruta de tus pasos.
ResponderEliminarUn saludo
se siempre tu misma en todo momento que tus ideas y tus pensamientos te lleven tan lejos como puedas ir en el amor y en la vida...
ResponderEliminarsaludos
linda semana
abrazos
Casi siempre merece la pena empujar y golpear fronteras. Otras veces, en cambio, resulta absurdo.
ResponderEliminarBesos.
Querer ir más allá, sano afán y luego el regreso. Así respiramos
ResponderEliminarEl más allá puede estar más acá de lo que piensas. Y no me refiero al lugar común.
ResponderEliminarDepende de la persona y las circunstancias, que se dé el hablar sin palabras o no. Y sí, como apuntas, no siempre es recomendable.
ResponderEliminarBesos
Como siempre, me encanta tu forma de expresarte... aún cuando parece que apenas dices nada...
ResponderEliminarBesos!
De momento nadie puede leer la mente por suerte, no quiero pensar lo que me pasaría si pudieran ¡socorro!
ResponderEliminarSon con ese tipo de personas, las que te hacer sentir cómoda y a gusto, las que se desea encontrar por el camino.
ResponderEliminarAfortunadamente hay muchas pieles de naranja, con sabor y color...
saludos.
No hace falta que trasciendas las fronteras del cuerpo. De momento. Ya lo harás cuando te mueras. Mientras tanto trasciende las fronteras de las estupidez, usando esa inteligencia tan magnífica que la Naturaleza te dio. Para eso estamos los seres humanos en la Tierra, para usar el cerebro. Pero de 6700 millones que hay, no abundan los que disponen de la voluntad de hacerlo.
ResponderEliminarMagnífico blog. Y tú, por cierto, sí que eres maja. Ojalá fueras veggie para invitarte al Museo como colaboradora, sería fantástico.
Un beso.
Está muy bien lo que has escrito, Claudia, las fronteras son móviles, a veces lo que pertenecía a un territorio propio, pasa a ser territorio extranjero y así... Pero me parece que es parte de la dinámica de la vida. La acepto.
ResponderEliminarTe dejo un gran cariño.
Humberto.
Las fronteras de límites móviles son las mejores, y es que donde haya una buena adaptación que se quite lo demás.
ResponderEliminar:)
Las fronteras no existen, son inventos de nuestra mente, para separarnos de lo que no nos gusta, o intentar encerrar lo que nos gusta.
ResponderEliminarUn abrazo
.....fronteras del cuerpo y lo lamento , por que quiero ir más allá. frase hermosa , frase posible, tu no acabas en ti creces en el otro yo crezco en ti, en ti soy , solo soy mas cuando me siento mas allá de los confines de mi cuerpo.
ResponderEliminartus frases son para hacer un monolito y alzar impresas en la piedra tus frases como hermoso epitafio"" siento que no puedo traspasar las fronteras de mi cuerpo y lo lamento""
HErmoso sentimiento.
Un beso
El ser humano y sus contradicciones...
ResponderEliminarEso en la intimidad, también lo he sentido yo:
ResponderEliminarla piel que nos acerca y nos comunica... también nos aisla, nos encierra.
Sólo parece que a través de los ojos se pudiese llegar más profundo, más profundo, más profundo...
imagino (es lo que quiero) que en tus palabras nos incluyes a nosotros.
ResponderEliminara mí al menos me gusta adivinar e ir más allá de "tus" palabras y espero, a cambio, que mis plabras, nunca te produzcan incomodidad, si acaso un leve cosquilleo, como cuando un ángel pasa de puntillas a nuestro lado.
biquiños.
A mí me pasa un poco de lo mismo, te entiendo...
ResponderEliminarA mí me gusta que me entiendan sin hablar, pero, como dices tú, hasta cierto punto, y que no me entiendan todo
ResponderEliminarSomos nosotros los que creamos fronteras casi sin darnos cuenta, cuando nos percatamos de ello nos resulta difícil derrivarlas, pero si queremos, podemos.
ResponderEliminarYo en clase también siento todo esto.
ResponderEliminarPrimer consejo: tapate los oídos, quizá así dejas de tener la sensación (al menos un poco) de que te leen el pensamiento.