lunes, 17 de febrero de 2014

Tomorrow never comes




La hierba lleva mojada muchos días,  no puedo salir a pasear a Thor si no es con las botas de monte.

Cuando estoy por ahí a las horas en que no hay luz y tengo un rato para pensar, en ese momento que todavía no ha empezado el bullicio diario, me dan ganas de retirarme, no veo que el mundo vaya a mejorar nunca.

No tenemos solución.


Llueve casi todos los días. Me estoy acostumbrando al fango y a que me pesen las suelas.   

A ratos noto el vacío. El hueco que crea toda relación porque nunca llega a ser como esperas.

Mientras oigo Tomorrow never comes, funciona esa ilusión de que nos entendemos.

Sueño mucho, como si de noche rumiara todo lo que pasa de día.

Cuando me abraza vuelve la calma.